Si alguna vez habéis viajado a algún país árabe os habrá llamado la atención algunos panes planos que sin embargo parecen inflados como si fueran almohadas. Pues bien, para hacer esos panes de sabor ligeramente ácido y con forma tan extraña solo se necesitan tres ingredientes y una sartén. Ni siquiera horno. Os voy a explicar cómo se hacen por si os apetece dejar flipada a vuestra familia o montaros una comida árabe pellizcando con este pan una fuente de hummus.
INGREDIENTES :
3 vasos llenos de harina (600 ml)
1 vaso y medio (300 ml) de yogur natural sin azúcar (mejor de tipo griego)
1 cucharadita de levadura en polvo (tipo Royal, es decir, química)
Si no tenéis yogur griego o solo lo encontráis de tipo azucarado, sabed que se puede preparar a partir de yogur natural. Para ello basta con hacer un pequeño agujero en la tapa del pote de yogur natural convencional volcándolo para que vaya cayendo el suero. Cuando deja de caer lo batimos bien con las varillas y ya tenéis yogur griego.
En un bol mezclamos bien la harina con la levadura química. A continuación añadimos el yogur y mezclamos bien hasta que la masa resultante es demasiado densa para hacerlo con una espátula, teniendo que hacerlo con las manos. Amasad hasta que quede homogénea de manera que al presionar con el dedo recupere poco a poco la posición inicial.
En ese momento lo mejor es dejar descansar la masa durante 30 minutos en un lugar fresco y cubierta por un paño.
A continuación separamos la masa en bolas del tamaño aproximado a una pelota de ping pong. Una vez hemos dividido la masa en bolas, las volvemos a cubrir y dejamos reposar otra media hora.
Sobre el mármol de la cocina u otra superficie plana espolvoreamos harina. Colocamos una de las bolas hechas y le pasamos el rodillo hasta que queda de una forma redonda y con un diámetro aproximado de unos 20 cm (el tamaño de un plato). Debe ser bastante fina.
Colocamos una sartén sobre el fuego. El mejor tipo de sartén es uno grande, de al menos 20 cm de diámetro, y de hierro grueso para que guarde bien el calor. Ponemos a fuego fuerte y cogiendo con cuidado la lámina que acabamos de hacer, la llevamos al centro. Veréis que inmediatamente empieza inflarse hasta tomar la forma de una almohada. No la tengáis mucho tiempo así o se quemará. Con una espátula le dais la vuelta para que se haga el otro lado. Con un minuto o minuto y medio debería ser suficiente por cada lado. Retiráis y listo para comer.
Al retirar del fuego la almohada se aplana, pero aún así es perceptible la extraña forma.
Y por cierto, no lleva sal. La acidez del yogur es suficiente para darle sabor.