El carbayón es un pastel típico de Oviedo, creado por el obrador Camilo de Blas en 1924 para la feria de muestras de Gijón. Como veis es un proceso documentado y relativamente nuevo, aunque ya a punto de cumplir el siglo de antigüedad.
En gentilicio de Oviedo es ovetense, pero de forma coloquial se les llama carbayones, por el roble que es símbolo de la ciudad y que en asturiano es carbayu. Así que este dulce es en cierta manera un homenaje a todos los ovetenses.
El carbayón es un hojaldre relleno de crema de almendras y bañado en yema y luego cubierto de un glaseado. No es difícil de hacer si compras el hojaldre pero tiene el problema de los moldes en los que se monta. Cuando estás fuera de Asturias es harto complejo encontrarlos, así que hallé una solución que consiste en utilizar moldes de silicona que se venden para hacer magdalenas valencianas.
Hay varios tipos. Un tipo de molde de silicona que encontré es para 16 magdalenas pero los carbayones que salen son demasiado pequeños. Opté por uno de cuatro magdalenas donde los carbayones toman un tamaño aceptable. El problema es que has de hornear tres veces para las cantidades que indico (salen 12 carbayones). Los moldes los podéis encontrar en Amazon escribiendo "moldes para magdalenas valencianas" porque si buscáis para carbayones no encuentras nada.
Están disponibles todo el año pero en Navidad no hay ovetense y foráneos de paso que no se den una alegría con estos dulces maravillosos.
INGREDIENTES :
- Una placa de hojaldre (congelado o fresco)
- 125 gramos de almendra cruda triturada
- 125 gramos de azúcar
- 4 yemas de huevo
- 2 claras
- La ralladura de la piel de un limón
- 100 ml de vino dulce
Para el baño de yema :
- 4 yemas
- 100 gramos de azúcar
- 80 ml de agua (algo menos de medio vaso)
Para el glaseado exterior :
- 200 gramos de azúcar glas (impalpable)
- 1 clara de huevo
- 1 limón (el mismo de antes)
Para hacer el relleno batimos las yemas con las claras (es decir, 4 yemas con solo 2 claras) y las mezclamos con el azúcar, la almendra, la ralladura de la piel de limón y el vino dulce. Debe quedar bien homogéneo.
Cortamos rectángulos en el hojaldre ligeramente más grande que el tamaño del molde. Los colocamos en el interior del molde y lo ajustamos bien a las esquinas. Con un tenedor lo pinchamos en varias zonas para que no suba demasiado.
Vertemos la mezcla de relleno sobre los hojaldres, los cubrimos con papel de aluminio para que no se queme en exceso y los horneamos durante 30 minutos a 180 grados. Transcurrido el tiempo se dejan enfriar y se desmoldan. Reservamos.
Para hacer el baño de yema vertemos en una cazuela el agua y a fuego bajo añadimos el azúcar removiendo sin parar hasta que se forma hebra (que separando la cuchara de madera se forme un hilo entre la punta de esta y el almíbar del cazo). Entonces retiramos el fuego y vamos añadiendo las yemas mezclándolas bien con el almíbar. Se vuelve a poner al fuego y vamos removiendo con las varillas hasta que espesa. Con esta crema bañamos los carbayones que hemos hecho anteriormente.
Se deja enfriar del todo para que el glaseado se vea blanco del todo. Si lo queréis traslúcido, colocadlo sobre los carbayones todavía templados.
Ahora es el momento de hacer el glaseado.
Mezclamos el azúcar glass, la clara de huevo y una cucharadita de zumo de limón. Batimos con fuerza con el brazo o las varillas. Vertemos el resultado sobre los carbayones y esperamos a que se sequen, quedando una costra de glaseado dura sobre los mismos.
Un dulce espectacular. Dan trabajo pero merece la pena. También lo dan nuestros hijos y no te los puedes comer. Hay que mirar siempre el lado comestible de las cosas.