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Pastel de queso y compota de manzana

 


Esta tarta se compone de tres partes :

  • Una base de bizcocho
  • Una cuerpo de nata y queso gelatinizado
  • Una cobertura de compota de manzana
A pesar de lo aparatosa que pueda parecer es realmente muy sencilla de hacer.

INGREDIENTES (4 personas) :

Para el bizcocho de la base :

  • 100 gramos de azúcar
  • 100 gramos de harina de repostería
  • 4 huevos
  • 1 vaso de vino dulce (moscatel o similar) o bien almíbar. Si hacéis almíbar necesitáis 50 gramos de harina, 50 ml de agua y unas gotas de zumo de limón.

Para el cuerpo de la tarta :

  • 350 gramos de nata para montar
  • 250 gramos de queso fresco (tipo Burgos, Ricotta etc)
  • 100 gramos de nata líquida para cocinar (o leche entera, es casi indiferente)
  • 150 gramos de azúcar
  • 1 limón
  • 10 hojas de gelatina
  • 1 pellizco de sal

Para la compota final :

  • 3 manzanas
  • 50 gramos de azúcar
  • 1 limón
  • 20 gramos de azúcar vainillada (o un poco de esencia de vainilla)


En primer lugar preparamos la compota. 

Pelamos las manzanas, les quitamos la parte central y las troceamos pequeñas, metiendo los trozos en un bol que regamos con el zumo de un limón. Las llevamos a una sartén a fuego bajo, cubiertas con una tapa, y dejamos hacer durante media hora. Cuando se ablanden las trituramos con un tenedor y añadimos el azúcar y el azúcar vainillado (o una cucharadita de esencia de vainilla) y removemos bien para que no se pegue y se disuelva bien. Cuando adquiere el aspecto de una mermelada pero más densa, retiramos y dejamos enfriar.

Ahora vamos a hacer el bizcocho. Batimos los huevos con el azúcar y cuando hace espuma añadimos la harina tamizada poco a poco, removiendo para que se integre bien.

Vertemos la masa en un molde circular de 22 cm (el tamaño de un plato) o en uno rectangular que pueda ir al horno. Es preferible cubrirlo internamente con papel sulfurizado - no vale usar mantequilla o similar - para que luego se pueda desmoldar. Precalentamos a 200 grados y horneamos durante 10 minutos hasta que obtenemos un bizcocho para la base. Dejamos enfriar. Una vez frío lo pintamos con un poco de vino dulce o con almíbar, que haréis al fuego con los 50 gramos de azúcar y los 50 ml de agua, aparte de unas gotas de limón para que no cristalice. Cuando se disuelva el azúcar y quede todavía bastante líquido, mojad en el mismo una brocha y pintad la superficie del bizcocho.

Hidratamos las hojas de gelatina en agua fría (si empleáis granulada no hace falta). Calentamos la nata líquida para cocinar o la leche y cuando hace la primera burbuja de hervor, retiramos del fuego. Esperamos hasta que baja un poco de temperatura y finalmente disolvemos en ella las hojas de gelatina hidratadas y bien escurridas del agua remanente que pudieran portar.

En un bol montamos la nata (que sea con MG mínima de 35%, mejor del 38%) y cuando esté ya bastante firme añadimos los 150 gramos de azúcar. Emplead unas varillas eléctricas, será mucho más fácil. Añadimos el queso fresco desmenuzado, la leche o nata donde hemos disuelto la gelatina, el zumo de un limón y un pellizco de sal. Debe quedar una masa muy homogénea.

Vertemos la masa en el molde en el molde sobre el bizcocho, aplanad con una paleta de silicona o similar, y llevamos al frigorífico, en la parte baja más fría, hasta que solidifique. Con 4 ó 5 horas debería ser suficiente.

Transcurrido el tiempo desmoldamos y cubrimos la superficie con la compota de manzana.

Un postre realmente bueno y que a pesar de que pueda parecer difícil no lo es en absoluto.