Nuevo libro

Regañás andaluzas


No hay nada mejor para acompañar embutidos, quesos y otros aperitivos. Casi las prefiero a los colines o picos.

Las regañás son una especie de pan crujiente y fino, típicos de Andalucía. Su origen es Alcalá de Guadaira y en origen eran unas obleas en forma de elipse que se iban repizcando para ir comiendo de ellas. Lo que vemos en las tiendas en bolsas son la forma "fragmentada" de un pan rígido y duro del que se supone proceden (ya no es así, pero bueno, la idea es esa). El nombre refiere al
sonido que hace al morderla y de ahí procede la expresión "a regañadientes" (hacer algo que es contrario a lo que deseamos).

Se pueden encontrar en cualquier supermercado pero hacerlas en casa te permite añadir saborizantes. Por ejemplo, suelo añadir granos de pimienta algunas veces, algunos combinados de hierbas aromáticas e incluso pequeñas perlas de sal. Uno de los ingredientes es aceite de oliva virgen extra sin el cual las regañás no se pueden hacer. Es medio vaso, pero tal y como está el precio del mismo es para pensárselo. Pero bueno, si acabáis de atracar un Banco y tenéis dinero suficiente para virgen extra, sin miedo con la receta.

INGREDIENTES :

  • 500 g de harina de trigo
  • 125 ml de aceite de oliva virgen extra
  • 200 ml (1 vaso) de agua
  • 10 g de sal
  • Media cucharadita de azúcar
  • 1 cucharadita de levadura de panadero (seca)
  • Semillas de ajonjolí (sésamo) que es opcional pero casi indispensable.

En un cuarto de vaso de agua añadimos el azúcar y la levadura y dejamos 15 minutos.

En un bol grande, mezclamos la harina con la sal (los componentes secos). Luego añadimos la levadura y mezclamos.

Agregamos entonces el aceite de oliva virgen extra y mezclamos bien.

Incorporamos gradualmente el agua mientras seguimos mezclando la masa. Añadimos también entonces dos horas en un lugar cálido, oscuro y sin corrientes de aire.

Precalentamos el horno a 200°C. 

En una superficie enharinada, estiramos la masa con un rodillo hasta que tenga un grosor fino. Con un tenedor lo vamos pinchando. La idea es que al hornear no crezca demasiado.

Con un molde rectangular cortamos las regañás. Si no tenéis molde, pues lineas horizontales y verticales. Otra forma es aplanar la masa sobre un papel de hornear y marcar los rectángulos con el cuchillo.

Se pueden espolvorear más semillas de  ajonjolí sobre las regañás para darles un toque adicional. Otros ingredientes que les dan un toque personal son las perlas de sal, granos de pimienta, orégano en polvo etc. Sed creativos.

Horneamos durante unos 8-10 minutos o hasta que estén doradas y crujientes.

Dejamos enfriar las regañás antes de guardarlas en un recipiente hermético. Se mantendrán crujientes durante varios días. Eso si sois capaces de resistiros a la tentación. En caso contrario, en media hora han caído.