Los Oliebollen son unos buñuelos tradicionales de los Países Bajos que tradicionalmente se solían hacer durante la temporada navideña y sobretodo en Año Nuevo, aunque en la actualidad se han convertido en un tipo de dulce disponible casi todo el año, así como en un reclamo en ferias y puestos de comida rápida.
El significado del nombre es bastante claro incluso para alguien que no hable neerlandés. Olie es aceite y bollen es bollo o buñuelo, así que viene a ser más o menos Buñuelos de Aceite.
Son muy fáciles de hacer y el resultado se parece a algunos buñuelos dulces españoles con el añadido de manzana y pasas. A pesar del parecido, su origen probablemente se originó mucho antes del primer contacto con los españoles, seguramente durante los contactos de las tribus germánicas radicadas en la actual Holanda con el Imperio Romano cuando este se estableció al oeste del Rhin.
INGREDIENTES:
- 500 g de harina para todo uso
- 300 ml de leche tibia
- 50 g de azúcar
- 1 huevo
- 10 g de levadura seca, de la que venden en sobres a veces con el nombre de levadura de panaadero (una cucharadita)
- 1 pellizco de sal
- 1 manzana, pelada y cortada en trozos pequeños (la podéis conservar en agua helada o con un poco de zumo de limón para que no se oxide)
- 100 g de pasas sultanas o corintias, es decir, sin hueso (opcional)
- Azúcar glas (impalpable) para espolvorear
- Aceite para freír (girasol, canola, maíz etc)
En primer lugar vamos a activar la levadura añadiéndola a la leche tibia endulzada con una cucharadita de azúcar.
Dejamos reposar la mezcla en un lugar cálido hasta que comience a espumar (unos 10 minutos).
Mientras, en un bol grande, mezclamos la harina tamizada (para que no haga grumos), el azúcar y la sal. Cuando estos ingredientes secos están bien mezclados, incorporamos la levadura activada y el huevo batido.
Mezclamos bien hasta obtener una masa suave. Si tenéis amasadora o robot de cocina que haga esa función, es el momento de usarlo.
Incorporamos los trozos de manzana y las pasas (si las estás utilizando).
Una vez mezclado todo, cubrimos la masa con un paño y la dejamos reposar la masa en un lugar cálido durante aproximadamente 1 hora, o hasta que haya duplicado su tamaño.
Ya podemos pasar a hacer los oliebollen.
Calentamos una buena cantidad de aceite en una sartén profunda a 180°C (podéis usar el termómetro o simplemente conectar a fuego medio la sartén, de manera que cuando acerquéis la palma de la mano el aceite se note bien caliente).
Con la ayuda de dos cucharas, tomamos porciones de masa y formamos bolas del tamaño de una nuez. Es decir, recogemos masa con una cuchara, con la otra damos forma y con esta misma deslizamos la masa hacia el aceite.
Freímos bolas de masa hasta que estén doradas por todos lados. Hay que tener la prevención de añadir bastante aceite de manera que flote en el mismo y que solo se tengan que voltear ligeramente para alcanzar algún punto de la esfera que no toque el aceite, pero que sea mínima. Con 3 ó 4 minutos debería ser más que suficiente.
Retiramos las bolas de masa ya fritas y colocamos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
Antes de servir, ya tibias, se espolvorean con azúcar glas porque si no es que no tendrían apenas sabor dulce. Si las espolvoreáis muy calientes se van a quedar dulces igual pero el azúcar glas quedará absorbido y no tomarán el color blanquecino habitual.
Lo que no se suele hacer es comerlas en frío. Lo habitual es hacer la cantidad que vas a comer en ese momento porque en frío desmerecen mucho y no se pueden recalentar.