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Conejo con cerveza (Konijn met bier)


Esta receta pertenece a la gastronomía belga, imagino que a la parte flamenca, ya que la suelo encontrar solo en dicho idioma.

Básicamente consiste en cocinar un conejo cortado en trozos en una salsa cuyo componente principal es la cerveza negra. La cerveza belga es famosa en todo el Mundo y los recetarios insisten en que este estofado solo sale bien cuando empleas una de ellas. La verdad es que se puede usar cualquier cerveza negra de alta fermentación y por tanto con un nivel alcohólico alto (para lo que es la cerveza, se entiende). La he hecho con cerveza belga y otra vez con cerveza irlandesa y me ha sabido igual.

Este estofado suele aparecer en la mesa navideña en la zona de Flandes.

INGREDIENTES (4 personas)

  • 1 conejo cortado a trozos para estofar
  • Cerveza negra (debe cubrir el conejo, así que suele ser suficiente con una mediana de 33 cl pero preparad otra por si el conejo es de mayor tamaño de lo normal)
  • 4 cebollas moradas (dulces)
  • 1 cucharada de mostaza antigua (con granos de mostaza)*
  • 1 cucharada de miel
  • 1 cucharada de pastilla de caldo de verduras deshidratado
  • 2 hojas de laurel
  • 2 ramitas de tomillo
  • Perejil fresco
  • 1 rebanada de pan de centeno o pan integral
  • Mantequilla (cocinaremos con mantequilla en lugar de aceite, tal y como hacen en el norte de Europa).
  • Sal
  • Pimienta negra molida

* No sirve ninguna otra. El tarro de mostaza debe contener un montón de semillas o el conejo no sale igual, ni remotamente.

Cortamos la cebollas en juliana fina y la freímos con dos cucharadas de mantequilla en una sartén honda o cazuela donde quepa todo el conejo sin que los trozos se amontonen. 

Cuando la cebolla esté transparente la retiramos y reservamos.

En la misma sartén o cazuela sofreímos los trozos de conejo bien salpimentados hasta que esté dorado. Si hace falta, añadimos más mantequilla.

Cuando está dorado, añadimos de nuevo la cebolla, el tomillo, las hojas de laurel y la pastilla de caldo de verdura desmenuzada. 

Inmediatamente añadimos cerveza hasta que todo queda cubierto y, de paso, desglasamos el fondo de la cazuela. Dice la receta tradicional que si la mediana de cerveza (vaso y medio, más o menos) no cubre el conejo, se diluya con agua. Como el agua pa' las ranas, tened a mano una segunda cerveza por si una no es suficiente.

Ahora viene otra cosa "rarita". La rebanada de pan de centeno o integral se unta primero con mostaza, por ambos lados, y luego con miel, de la misma manera, depositándose a continuación sobre los trozos de conejo.

Tapamos la cazuela y dejamos cocer a fuego lento durante una hora aproximadamente. De vez en cuando se remueve el guiso y se voltean las piezas de carne. Ya veréis que la rebanada se ha integrado en el estofado.

Para servir, primero retiramos los trozos de conejo y los colocamos en una fuente honda que tenga un aspecto decente para poder salir a la mesa. De momento dejamos la salsa en la cazuela todavía al fuego bajo. 

Retiramos el laurel y el tomillo y dejamos 2 minutos más. Apagamos el fuego y con la batidora pasamos la cerveza, el pan y la cebolla hasta dejar una salsa muy fina. La probamos y rectificamos de sal y pimienta si fuera necesario. La salsa es picante y dulce a la vez, está buenísima.

Vertemos la salsa sobre los trozos de conejo, espolvoreamos con perejil picado y directa a la mesa.

Se sirve bien caliente con patatas hervidas o fritas y está de vicio. Es una de las recetas europeas más curiosas que existen.